Diego De Obaldía creador y cabeza de ¿QuiénTV? de Telemetro, dentro de la industria, es una de las personas más desbocadas y también una de las más creativas. Aunque es como un irreverente niño grande, él sabe muy bien lo que hace y usa-aprovecha su show de televisión -y sobre todo sus redes- para expresar su descontento o felicidad sobre cosas que pasan en este país.
Hace crítica social a su estilo que no necesariamente es de mi completo agrado, pero comprendo a qué público va dirigido su espacio y medios alternativos. En otras palabras, no es un chiquillo alocado como se pinta y muchos creen- que no sabe lo que hace. Tiene en su ADN su porcentaje de arrogancia como muchos otros tenemos, pero si hay algo que le reconozco es que es un talento local enfocado en lograr sus objetivos, tan es así que hizo lo impensable: competir de tú a tú con La Cáscara su escuela y su show se ha mantenido al aire contra todo pronóstico.
Yo no conozco al Sr. De Obaldía y le he criticado varias veces en este espacio. Algunas columnas obviamente no le han gustado porque no son a su favor, pero nunca he recibido de su parte a pesar de su desboque- un solo irrespeto a una crítica mía como sí he recibido de otros que se venden de impolutos en televisión y son literales "cuaimas" cuando se les hace una crítica desfavorable.
¿Por qué escribo del Sr. De Obaldía? Lo hago porque en esa irreverencia, a él se le ocurrió en una locura impensable llevar al teatro la historia independentista de Panamá en un proyecto llamado "1903, El Musical" donde reunió a importantes talentos del teatro local y a un grupo de la nueva generación de actrices y actores. El resultado, una obra de arte.
Desde que hace un año el Sr. De Obaldía anunció el proyecto, hice público no solo mi complacencia por lo que venía, también mi apoyo por muchas razones, pero la más importante, el hacer que jóvenes y no tan jóvenes, revivamos la historia de nuestra independencia más allá de los libros de Estudios Sociales de la Profesora Noris Correa de Sanjur. Aquí había una forma absolutamente actual, moderna, ágil y entretenida de contarnos ese capítulo de nuestra historia por medio de la música, por medio de talentos panameños en su mayoría jóvenes-. Ese solo hecho es de un valor incalculable porque nuestra historia es fascinante y hacer que jóvenes se involucren y la conozca, lo es más.
Tuve el honor de estar en la premier de "1903, El Musical" y no hay forma humana de no aplaudir esta arriesgada propuesta que tiene todo lo que uno, como amante del teatro musical busca. No hay forma de no emocionarse al ver a tanto talento local demostrar que se pueden hacer las cosas bien. No hay forma de no aplaudir ese aporte al arte panameño, a la historia del país, a nuestros antepasados, a nuestros historiadores, a nuestra gente.
Y es que todo el crew en escenario y detrás del telón ha hecho un trabajo extraordinario. Un libreto que te mueve, que te hace molestarte, llorar, reír, emocionarte, bailar. Una orquesta en directo con una dirección y arreglos musicales que te erizan, unas voces y coros acorde a cada escena, a cada canción, a cada ritmo, con unas coreografías perfectamente ejecutadas. Una escenografía digna de nuestro Teatro Nacional. Así de grande es esto.
Los asistentes lloraban aplaudían de pie, gritaban después de cada interpretación. Era como ir a un concierto de rock, pero también a uno de música urbana, pero también a uno de típico, pero también a uno de salsa. ¡Una locura! Aquí hay para todos los gustos y todos los géneros de una forma tan bien llevada que hasta el más insensible se mueve. Esto es un proyecto, por su calidad, para estar en cartelera siempre. Como en las grandes ciudades del mundo. Léalo bien.
No quiero ser injusto y mencionar unos nombres y dejar otros por fuera, pero es de aplaudir el trabajo de cada uno de los que hicieron y hacen posible "1903, El Musical", para mí, la actividad de arte más importante de todo el 2019. No sea egoísta con usted mismo y olvídese si el desbocado de Diego De Obaldía le gusta o no, si le parece vulgar o no su show. Lo que este joven con la dirección de Aaron Zebete han hecho, no lo había hecho antes nadie. ¡Punto!.
El tiempo y solo el tiempo demostrará el trabajo, pero sobre todo, el gran aporte de estos panameños con esta producción. Creo que ni ellos mismos lo saben. ¡Felicidades!
... no hay forma humana de no aplaudir esta arriesgada propuesta que tiene todo lo que uno, como amante del teatro musical busca. No hay forma de no emocionarse al ver a tanto talento local demostrar que se pueden hacer las cosas bien.